Es increíble que todavía las discusiones acerca del aborto (http://www.clarin.com/diario/2007/02/23/um/m-01368905.htm) se centren en lo moral. Sin ánimos de entrar en esa variante en la que se juegan convicciones religiosas y de otra índole muy personales, estoy convencida de que el Estado debe garantizar a quien decida practicarselo el derecho a poder hacerlo en un lugar libre de riesgos.
Cualquier mujer de clase media sabe que en Argentina existe la posibilidad de hacer un aborto pero que en general el costo es altísimo porque se los hacen en lugares "clandestinos" (nada mas lejano que un bonito consultorio en pleno Barrio Norte, por sólo poner un ejemplo).
Por eso digo, la discusión no debe pasar por si está bien el aborto o no, sino por las posibilidades concretas que tiene la población a acceder a esta práctica.
Y repito: ¿cuál es en verdad la discusión?
viernes, 23 de febrero de 2007
Duro regreso
Qué duro es regresar de las vacaciones. Esto puede sonar como una queja de panza llena. Y sí, quizás lo sea pero es lindo creer que todo lo que se imagina, sueña y proyecta durante una breve estadía en un lugar distinto del habitual pueda realizarse (mientras está ahí). Por eso, siempre lo duro es volver.
Justamente la sensación de viaje, esa posibilidad de ser otro por un rato, se acaba con el regreso.
¿Es posible estar en un viaje eterno?
Obviamente no me refiero a la situación real de estar siempre en un lugar distinto (aunque no me niego a la posibilidad de hacerlo!) sino a la sensación de viaje.
Justamente la sensación de viaje, esa posibilidad de ser otro por un rato, se acaba con el regreso.
¿Es posible estar en un viaje eterno?
Obviamente no me refiero a la situación real de estar siempre en un lugar distinto (aunque no me niego a la posibilidad de hacerlo!) sino a la sensación de viaje.
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